martes, 25 de febrero de 2014

El primer Milagro que hizo Jesús

EL PRIMER MILAGRO QUE JESÚS HIZO.
Sucedió que de regreso del Jordán, Jesús fue caminando hacia Galilea.  Y en el camino iba llamando a algunos de sus Apóstoles. Jesús y sus primeros discípulos fueron invitados a una fiesta de bodas en el pueblo de Caná. Las fiestas de bodas en la época de Jesús duraban varios días.  Y los novios debían atender y alimentar a los invitados todos esos días.  A los invitados también se les servía vino. Cuando Jesús llegó con sus amigos a la fiesta, ya su Madre, la Virgen María estaba en la fiesta. Estando en plena celebración, los encargados de servir se preocuparon mucho, porque se había acabado el vino y no había más para brindarle a los invitados. La Santísima Virgen, que estaba ayudando a servir, se dio cuenta del problema que tenían esos pobres novios. La Virgen María, por supuesto va casa de su Hijo Jesús.  Le explica el problema diciéndole : no tienen vino. Jesús enseguida atiende a su Madre, que le está pidiendo que haga algo.  Y ese algo no es otra cosa que un milagro.  Le está pidiendo a Jesús que haga su primer milagro.Si  Jesús hacía un milagro ahí y en ese momento, ya todos se iban a dar cuenta de que Jesús era Dios, o al menos que era alguien muy especial. Y Jesús se asegura que la Virgen de verdad quiere que El se muestre ya como el Hijo de Dios.  Por eso le responde algo extraño a su Madre. María entiende lo que Jesús le quiere decir y entonces ordena a los mesoneros: hagan lo que el les diga. Había allí unos jarrones inmensos que se usaban para tener agua a la entrada, para que los invitados se lavaran las manos bien al llegar.  Jesús les dice a los mesoneros que llenen esos jarrones. Los mesoneros se preguntarían ¿qué vamos a hacer con tanta agua, si lo que necesitamos es vino?  Sin embargo, como María les había dicho que hicieran lo que Jesús les dijera, ellos obedecieron y llenaron los jarrones de agua. Y cuando comenzaron a servir el agua que estaba en los jarrones, lo que salía era un vino bello de color y riquísimo de sabor.

El milagro del vino-¡Miren!  Decían los mesoneros: ¡es vino, no es agua!  Estaban impresionados.  ¡Qué milagro!